"lo que te gustaria hubieran sido tus ultimas palabras"

Rei: Sky. Red, red sky. Red color. Red color that I hate. Water flow. Blood. The smell of blood. A woman that does not bleed. Made from the red soil are humans. Made by Men and Women are humans.
(Rei's monologue, also known as Rei's poem)
Neo Genesis Evangelion

viernes, 7 de enero de 2011

Ahogado en Rojo

Ahogado en Rojo
He tenido un sueño recurrente. El problema es que nunca lo recuerdo. Solo las sensaciones, los presentimientos, los colores y las intuiciones que ese sueño me da quedan en mí. Ese sueño está olvidado.
Pero hay otro sueño. A veces, cuando despierto lleno de sudor por el otro sueño y me vuelvo a dormir como a las tres de la madrugada sueño con otro sueño. Siempre he llamado a este sueño el “sueño mejor” o quizás más bien el “sueño no tan malo”, pues fuera de estos dos sueños nunca sueño con nada. Tratando de recordar el sueño olvidado, que es infinitamente más horrible que el sueño recordado decidí escribir el segundo sueño, solo entonces me di cuenta de la verdadera naturaleza del segundo sueño.
Aquí lo describo lo mejor que lo pude recordar.
En una ciudad, mi ciudad tal vez, hay un hospital. Yo entro en ese hospital. Está vacío. Tal vez haya niebla dentro de él, tal vez. Ahora mismo no lo recuerdo. Es extraño, puedo recordar cosas más específicas. Pero ese dato no. Aunque es algo que en los sueños siempre se ve, que hay niebla en todas partes, no puedo estar seguro si en este mi sueño se encontraba esta proverbial niebla. Y en esos corredores, que eran blancos y que no tenían niebla, yo caminé.
En las orillas de los corredores habían camillas. Estaban manchadas de sangre. Recuerdo que así era, pero no recuerdo que forma tenían las manchas. ¿Forma de un patíbulo, quizás? ¿Una mancha de Roschach? Más bien eran las primeras gotas de lluvia en un día de agosto, pero en rojo. Las camillas continuaban. Eran una fila. Yo la seguí. El corredor bajaba, era empinado. Yo lo seguí. Continuaba hasta las entrañas de la tierra, por kilómetros, años luz, continuaba. Y siempre era blanco.
En algún punto las camillas terminan. Entonces yo no me doy cuenta. Busco otra cosa, un sonido cortante, amargo, liquido que se siente a la lejanía cercana. Corro, me arrastro, camino tras ese sonido. Sólo quiero saber qué es. ¿Son pasos? ¿Son risas? ¿Es la maldición de un satanás? A la fecha no lo sé, nunca lo encontré o no lo recuerdo.
Entre los corredores, que son siempre blancos y que dan vueltas en sí mismos, que son un laberinto y que están vacios, algo me toca. En la espalda. O más bien lo vi. En el rabillo del ojo, izquierdo o derecho. Tampoco sé lo que era. Estoy fúrico, nada ahí tiene sentido, nada ahí es nada, yo doy vueltas, muevo los brazos, trato de tocarlo. Pero no hay nada, no hay nada. Finjo que creo que se a donde se ha ido y corro entre los pasillos vacios. Al final llego a un cuarto especial, que no se ve diferente a los demás. Y yo finjo que ahí es donde quería llegar.
El cuarto no tiene techo. Continua hacia arriba, hacia arriba, y no le veo final. Yo veo hacia arriba, y me da nauseas. Quiero vomitar
Vomito.
Lo que sale de mi boca es sangre. Caí al piso, hace una macha en el piso blanco. Pero no dejo de vomitar. El vomito cae y cae de mi boca, la sangre rebota en las esquinas de la habitación. La puerta alguien la cerró. ¿Habrá sido el sonido que oí, habrá sido lo que perseguí aunque sabía que no lo encontraría?
La sangre se acumula. Yo no puedo dejar de vomitarla. Me moja los calcetines. Empieza a subir por mis piernas. Se acumula. Es un torrente rojo. Rebota con las paredes, mancha con sus gotas la parte de la pared que todavía no alcanza. Hace ruidos. Y yo continuo vomitando. Me empieza a tocar los brazos, mis pies se levantan del fondo, el torrente de mi boca se hace una con la superficie de la sangre.
Luego ya me llega a la cabeza. Y ya no puedo respirar. Casi no veo debajo de la sangre. Tal veza ya deje de vomitar. No lo sé. Pero ya no puedo respirar. Me ahogo. Muero. Y entonces muero.
Estoy yo, muerto en la sangre. Tal vez mi cuerpo no dejo de vomitar esa sangre. Porque sigue creciendo, sigue acercándose a la cima de ese pozo blanco que es la habitación. Mi cuerpo está en medio de ese torrente. Extrañamente, aunque ya estoy muerto, todavía me duelo.
Me duele todo. Toda la piel, cada parte del cuerpo que está en contacto con esa sangre. Las puntas de los dedos me queman. Siento que la carne se me derrite, la sangre me la derrite. Las yemas de mis dedos se rompen como uvas a las que les han puesto presión, la sangre que está dentro de ellas se une a la sangre de fuera, todo, piel, carne, sangre y hueso se deshacen y se hacen más sangre, y lo mismo paso con todo mi cuerpo, yo me hago uno con la sangre y entre todo eso no me deja de dolor, siento el calor de esa sangre, siento el golpe de cada gota contra mí mismo aun cuando he dejado de ser yo mismo y después me desparramo por toda esa sangre y la sangre sigue creciendo y al final sobrepasa o sobrepasamos o sobrepaso ese pozo e inunda todo el hospital, llena todos los cuartos y los corredores que parecían infinitos hasta que hace presión con las ventanas y entonces rompe las ventanas.
Y la sangre, que soy yo, se dispara en un maremoto infinito sobre la ciudad. Siento como cada gota de mi golpea contra los vidrios de los rascacielos, contra el pavimento. Siento como lluevo antes de que la masa de la ola haga colisión, siento como me revolcó por todas partes. LA gente que camina por la ciudad se la lleva su sangre, a ellos y a ellas también les quema, también se deshacen y se hacen Instrumentalidad y también se hacen uno con la sangre y entonces ya no soy ni soy uno con la sangre sino que somos. Nosotros somos. La sangre avanza, irremplazable, implacable, imperativa e imprecisa y se come al mundo. A veces veo los cuerpos y los pensamientos de las demás personas. Y las llamas de las estrellas expiraron. Y lo rojo, y lo rojo y lo rojo lo dominaron todo.
Entonces despierto, miro con fastidio que me desperté media hora antes de la hora en que sueña mi despertador, opto por no volverme a dormir, bajo, me tomo un café y miro el amanecer.

4 comentarios:

  1. mi cuento mas detestado (de todos los cuatro XD)
    Juego de Copas:
    Tomen un shot cada vez que en el cuento sale la palabra "sangre".

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  2. Recomendaria el uso de palabras que entren en la semantis de Sangre. Ademas de que el ahogarse en sangre me parece como un intento de demostrar que pagaremos nuestros pecados al final, ahogandonos secretamente por nuestra propia sangre

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  3. es un cuento primordialmente abierto a la interpretacion, que invita al lector a decidir que significa.
    falla al no lograr ser lo suficientemente enigmatico como para que un lector quiera saber de que se habla o crea que se habla de algo.

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  4. Déjame adivinar: el cuento se relaciona con el comunismo, la guerra fría y Borges ;)
    Es un buen texto. La verdad, no sentí mucho la repetición, sólo en ciertas partes. Me parece que encaja con el fluir de la conciencia aquí. Pero ya que lo mencionas, repites... 19 veces "sangre"

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Expectadores de la ejeución.